¿POR QUÉ ES NECESARIO UN ESTATUTO SOCIAL DEL ARTISTA EN ESPAÑA?

Subcomisión estatuto del artista Congreso de Diputados
Constitución de la subcomisión del estatuto del artista en el Congreso de Diputados

Hace un par de semanas se creó una subcomisión del Congreso de los Diputados español, a instancia del “Grupo Confederal de Unidos Podemos – En Comú Podem – En Marea”, para tratar los temas relacionados con el estatuto social del artista. Este debate se abre nuevamente con la esperanza de que, esta vez sí, ayude a mejorar las condiciones de vida de los artistas y trabajadores de la cultura en España. Sin perder de vista la profunda erosión de la democracia en Europa y el papel residual que está adquiriendo la cultura, el momento, siendo optimista,  es bueno, ya que también por toda Europa están surgiendo iniciativas para revivir y profundizar en el reconocimiento de la especificidad del trabajo del artista (véase el claro posicionamiento del nuevo candidato del Partido Socialista Francés Benoît Hamon a favor del estatuto del artista, o el próximo meeting de IETM en Bucarest dedicado a este tema).  

La necesidad de implantar en España medidas que mejoren la situación social, laboral y fiscal de los trabajadores de la cultura dedicados a la creación se vuelve a plantear una vez que queda en evidencia la situación insostenible de precariedad de los artistas. Varios estudios han aparecido últimamente sobre los bajos ingresos y alto nivel de desempleo de los artistas en España. Los sectores culturales en España se están desmantelando a velocidad de vértigo, principalmente debido a la falta de fondos provenientes del sector público. Los recortes en España en el sector cultural desde el año 2011 ascienden globalmente al 50% de los presupuestos. Teniendo en cuenta que la estructura pública cultural se ha mantenido prácticamente intacta (personal, servicios públicos e infraestructuras), los presupuestos públicos que inciden en la labor de creadores y artistas han sido recortados en una cifra muy superior a este 50%. En esta situación de alta precarización surge nuevamente la figura del estatuto social del artista. Sin duda, las instituciones del Estado deben ponerse a trabajar para evitar la evolución de España hacia un país no únicamente pobre materialmente, sino también, pobre cultural y artísticamente.

De todos modos, el estatuto del artista no puede ser una solución única en forma de ley que por si sola va a frenar la precarización del trabajo del artista. La precarización se va a solucionar actuando en muchos frentes: aplicando políticas, reformando leyes, incentivando buenas prácticas, imponiendo códigos éticos, ampliando presupuestos públicos, etc. con la intención de poner el artista y la creación en el centro, dotar y democratizar la cultura, y mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores. El estatuto social es una más de estas herramientas.

El estatuto social y laboral del artista

Las condiciones sociales y laborales del artista influyen profundamente en su capacidad creativa. Sin unas condiciones laborales adecuadas y una calidad de vida digna se hace imposible mantener la continuidad del trabajo creativo en el largo plazo. De esta manera, según cuál sea el tratamiento que adopte el Estado en temas como la seguridad social, el acceso a las prestaciones del desempleo, el sistema de pensiones o el pago de impuestos, afectará, de una manera u otra, a su creatividad. Algunos países de Europa han establecido sistemas específicos con el objetivo de aligerar los efectos negativos que como artistas condicionan su relación con los instrumentos del estado del bienestar.

El artista y el trabajo

 Los sistemas de ocupación de los artistas son muy variados. En el mejor de los casos el artista puede estar contratado en régimen funcionarial a jornada completa (bastante común en Alemania) o tener un contrato laboral también a jornada completa, aunque estos dos casos son muy minoritarios en España. Lo más habitual es que el artista reciba un contrato en régimen temporal, o que sea autoempleado, freelance y autónomo. En cada una de estas categorías el artista recibe un tratamiento fiscal y de la seguridad social diferente.

El trabajo artístico se materializa principalmente en proyectos puntuales. Esto provoca que el trabajo sea irregular, que dependa de empresarios o entidades públicas diferentes, que los ingresos sean bajos e irregulares, que se tenga que combinar el trabajo artístico con otros de características diversas, que la continuidad dependa también del azar o la moda, y que la movilidad sea constante. Los artistas están a menudo, y muchas veces en periodos muy largos de su carrera, desempleados, de manera que es difícil que lleguen a cotizar el tiempo mínimo para acceder a las prestaciones del desempleo. Pero durante este periodo, considerado legalmente de inactividad, el artista no está sin actividad, sino que está sin ingresos, ya que los creadores y creadoras están continuamente probando, experimentando nuevas maneras de expresarse, mejorando su técnica o aprendiendo de nuevas. En estas circunstancias no se encuentran en condiciones de aceptar cualquier oferta del servicio público de colocación.

Estas características, inseparables de la actividad artística, disparan las alarmas y cierran las puertas de las agencias públicas de trabajo y la seguridad social. Normalmente, para ser beneficiario de la prestación de desempleo, un artista ha de ser trabajador asalariado, haber trabajado un mínimo de días u horas, y tener unos ingresos mínimos por el trabajo realizado pero, la gran mayoría lo tienen difícil para cumplir estos requisitos. Además, como más experimental y arriesgado sea el trabajo artístico, es prácticamente imposible que pueda desarrollar su carrera.

Legislaciones sociales favorables a los artistas

En este escenario es razonable pensar que los artistas requieren un tratamiento específico para la contratación, el acceso a las prestaciones de la seguridad social, al desempleo, a las pensiones y un tratamiento fiscal ventajoso (el IVA reducido es uno de ellos). En algunos países de Europa los poderes públicos han puesto sobre la mesa esta problemática y han tratado de articular soluciones en una o varias direcciones.

En el terreno laboral, en Francia se disfruta desde ya hace tiempo, aunque muy amenazado, del sistema conocido como de intermitencia. Este es un sistema de acceso al desempleo de los trabajadores temporales asalariados en el sector de las artes. En Holanda también ha existido un sistema de acceso al desempleo espacial para artistas único en Europa llamado “WIK – Wet Inkomensvoorziening Kunstenaars” (provisión de ingresos para artistas). Este sistema del que se han beneficiado principalmente artistas visuales y de las artes escénicas que están al principio de su carrera, permite cobrar el paro durante 48 meses no consecutivos en un periodo de 10 años, sin necesidad de buscar otro tipo de trabajo que no convengan al desarrollo de su carrera. Desgraciadamente el WIK fue herido de muerte a raíz de los recortes en cultura realizados en Holanda en el año 2011. Sin embargo no deja de ser una de las iniciativas significativas del periodo de esplendor de las políticas culturales públicas de apoyo a la creación artística en Europa.

Estos son sólo un par de ejemplos de la multitud de acciones que se pueden realizar si realmente los poderes públicos quieren tratar de raíz el problema de la situación precaria de las artes en España. Desgraciadamente no parece que la mayoría de partidos políticos hoy en España sean muy propensos a trabajar en favor de los trabajadores de la cultura. Únicamente la presión de artistas, organizaciones de artistas y culturales, y de la sociedad pueden provocar una visión positiva de la especificidad del trabajo del artista y crear las condiciones para que se pueda legislar en favor de ella.

 

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