Va pasando el tiempo y los sectores culturales van perdiendo progresivamente su capacidad para financiarse. La caída o impago de subvenciones se va universalizando junto a la perdida generalizada de ingresos por la actividad propia de artistas, compañías o centros culturales y artísticos. Las promesas de ayuda del estado para fomentar la financiación privada no llegan y únicamente destacan las iniciativas que se basan en las aportaciones de redes de apoyo ciudadano a los proyectos y las colaboraciones entre personas involucradas en los mismos. Los embriones de colaboración y participación son pequeños pero, sin duda, consistentes y con una importante capacidad de crecimiento.

Independientemente de que el gobierno español actual quiera tirar adelante una ley de mecenazgo para los sectores de la cultura que incluya desgravaciones fiscales a las donaciones, las diferentes entidades de los sectores culturales deberían empezar a concienciar a sus redes de seguidores de la necesidad de contribuir económicamente si quieren que el proyecto subsista. Hay que comunicarse con honestidad, transparencia y con las herramientas digitales que hoy día están de manera prácticamente gratuita al alcance de la mayoría de personas y entidades de la cultura. No sólo hay que creerse e inculcar una cultura de la donación filantrópica entre las personas que aman las artes, sino que hay que acercarse a estas personas, potenciales donantes, con modernos sistemas digitales incorporados hoy día ya al quehacer cotidiano.

¿Qué cuesta poner en la web una llamada a la donación con una pasarela tipo e-comercio para, en lugar de vender productos, ofrecer pedacitos de apoyo al proyecto cultural al módico precio de 10, 20 ó 50 €? Bien poco. El botón en la web de “Por favor, donad” debería ya estar completamente generalizado. Aunque, en realidad, para ser más efectivos habría que centrar las donaciones en campañas o proyectos concretos. Un sistema de donación online se puede instalar directamente en la web (mucho más fácil si la web está construida con un gestor de contenidos tipo WordPress o Drupal, hay “plugins” gratuitos que lo automatizan) o acudiendo a una de las plataformas externas de “crowdfunding”. Además, se puede contar con las redes sociales como agentes de proximidad para la recaudación de fondos. Aplicaciones para incentivar la donación en Facebook, o cualquier otra red social, están construidas para facilitar el proceso a los seguidores y actuar con el corazón en el momento requerido.

La existencia de “plugins” o aplicaciones para poner en contacto los proyectos culturales con sus audiencias potenciales empiezan a ser numerosos y a precios muy favorables. En el universo del “código libre” se encuentran la mayoría de ellas. Únicamente hay que preocuparse y buscar la que mejor se adapte al proyecto que se quiera financiar. Ya que el crecimiento previsto es grande, no estaría de más que las administraciones públicas y asociaciones profesionales se preocuparan de incentivar la creación de nuevas aplicaciones y repositorios donde dar con ellas.

La generalización del uso de los “Smartphones” y la banda ancha móvil está creando también un mundo poco explorado todavía en la tecnología móvil. Las tecnologías móviles para realizar pagos pueden ser aprovechadas para realizar donaciones en los momentos de disfrute del proyecto artístico. En caliente, justo después de una representación o la visita a un museo, las personas están más dispuestas a ofrecer su apoyo, y las tecnologías móviles lo pueden realizar al instante y de manera sencilla, muchas veces, únicamente  enviando un texto a un número de teléfono determinado.

Aunque las plataformas de “crowdfunding” han tenido un considerable éxito en los últimos años, aun está por llegar otro tipo de plataformas que recaudan fondos para organizaciones, campañas o los populares retos (“challenges”). Las plataformas digitales tipo “JustGiving” o “Virgin MoneyGiving” del Reino Unido, están floreciendo en muchos países como centros de recaudación de fondos para entidades sin ánimo de lucro. Aunque no únicamente recaudan fondos, también ofrecen una amplia serie de servicios y tecnologías digitales para facilitar el encuentro de quien esta necesitado de fondos con sus seguidores.

Para avanzar en la continuidad de los sectores culturales, no sólo hay que perder el miedo a pedir, sino, especialmente en las organizaciones culturales y artísticas, hay que perder el miedo a la tecnología digital. Estas serán probablemente las herramientas de ayuda más eficaces para el desarrollo de un proyecto artístico y cultural.