LA CULTURA COMO EXPERIENCIA EN LA PALANCA DE VALORES

La asistencia y participación de familias con sus bebes a un concierto de música de los Beatles significa una experiencia cultural de gran valor. El proyecto artístico de la compañía La Petita Malumaluga evaluará su resultados artísticos a partir de que esta experiencia aporte el máximo de su potencial artístico, emocional, participativo o educativo a la audiencia.
La asistencia y participación de familias con sus bebes a un concierto de música de los Beatles significa una experiencia cultural de gran valor. El proyecto artístico de la compañía La Petita Malumaluga evaluará sus resultados artísticos a partir de que esta experiencia aporte el máximo de su potencial artístico, emocional, participativo o educativo a su audiencia.

 

Uno de los argumentos que más ha influido a la hora de evaluar un proyecto cultural es considerar su impacto económico. En este sentido, se ha dicho hasta la saciedad, que la cultura beneficia a la sociedad si le aporta valor económico. Esta teoría extremadamente economicista ha sido sustentada por la mayoría de gobiernos europeos y también por la Comisión Europea, influenciados por la corriente neoliberal que va impregnando todas las áreas del bien común. Sin embargo cada vez se levantan más voces que anteponen otro tipo de valores propios de la cultura como eje vertebrador de los beneficios que esta ofrece a las personas como individuos y como ciudadanos. Los valores intrínsecos de la cultura, aunque poco conocidos, analizados y valorizados, proporcionan significado real y autonomía a los diferentes proyectos y actividades que la cultura genera en la sociedad.

Los Castellers de Vilafranca levantan sus torres humanas a partir de la participación y el esfuerzode cientos de voluntarios. Para ellos la experiencia de ser y vivir Casteller se antepone a otros valores que se puedan generar en la ciudad donde actúan.
Los Castellers de Vilafranca levantan sus torres humanas a partir de la participación y el esfuerzo de cientos de voluntarios. Para ellos la experiencia de ser y vivir Casteller se antepone a otros valores que se puedan generar en la ciudad donde actúan.

 

Considerar la cultura como “experiencia” marca el inicio desde donde desgranar estos valores que la cultura posee por sí mismos. La experiencia proporcionada en las personas por la actividad y la práctica cultural  ha de ser una eficaz vara de medir de la validez de un proyecto cultural. Una experiencia participativa, intelectual, social, emotiva o creativa satisfactoria estará en la base para considerar si un proyecto cultural es beneficioso para las personas y la sociedad.

Esta experiencia, en un principio individual para convertirse en colectiva en el momento que es compartida, está formada por una suma de valores culturales intrínsecos capaces de ser definidos, aislados y evaluados individualmente. Un proyecto cultural que quiera desarrollarse deberá tener bien definidos cuáles son sus valores culturales intrínsecos, empezando por los que se derivan de la experiencia que aportan a la gente. Una vez definidos se les deberá facilitar un elemento de medida con capacidad de evaluar, comparar y analizar su crecimiento. Únicamente conociendo la evolución de los valores culturales que identifican un proyecto se podrá considerar su desarrollo y su aportación, suficiente y creciente, a las personas y a la sociedad.

El elemento clave para el desarrollo de un proyecto cultural será así una “palanca de valores”. Una herramienta única de los sectores culturales que las organizaciones, artistas, gestores e instituciones han de tener bien engrasada para dar impulso y legitimidad a esta esfera fundamental del bien común. La palanca de valores dará credibilidad a los proyectos culturales y monitorizará el rendimiento adecuado de los recursos disponibles para conseguir los objetivos que como proyecto, artista u organización estos habrán marcado.

 

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