FUTURO DE LAS ARTES ESCÉNICAS EN ESPAÑA

El futuro de las artes escénicasde: la inclusividad. Espectáculo +45 de compañía Sebastian Garcia Ferro
+45, un espectáculo inclusivo de la compañía Sebastián García Ferro (foto: Tristán Pérez-Martín)

El “Futuro de las Artes escénicas en España” fue publicado originalmente en la revista “RED ESCÉNICA”, Nº 10 de Julio de 2019.

El Futuro de las Artes Escénicas en España: Sostenibilidad, Inclusión y Reto Ecológico.

La mayoría de las personas tenemos una visión subjetiva de los hechos que narramos y la mía viene marcada por mi actividad profesional y por mis contactos y participación en foros de las artes escénicas en diferentes lugares del mundo. Quizás por una necesidad vital de supervivencia, mis especulaciones sobre el futuro de las artes escénicas están teñidas por una pátina de idealismo que, tal vez, ocultan la cruda realidad de las muchas batallas perdidas, enmascarando una sensata llamada a la retirada. Como este no es, ni ha sido nunca mi caso, para predecir el futuro me ceñiré a lo que me sugiere mi conocimiento, mi experiencia y los contactos con otras personas que tienen ideas, vivencias y contactos similares a los míos.

Las artes escénicas se enfrentan en la actualidad a cuatro grandes retos para encarar su futuro, cuatro retos a los que deberá dar respuesta de cara a su supervivencia como instrumento creíble, con el que proponer nuevas visiones creativas del mundo contemporáneo y colaborar en la transformación social. Para cumplir este propósito, el futuro debe lidiar con la sostenibilidad de los proyectos escénicos, la profundización en el desarrollo de nuevas estéticas y contenidos críticos, la inclusión como elemento clave de la democracia cultural y, por último, desde las artes mirar de cara y sin dudar el reto ecológico que nos impone el cambio climático.

 

SOSTENIBILIDAD DE LOS PROYECTOS DE LAS ARTES ESCÉNICAS

Considerar que el mundo artístico es por naturaleza pobre y que la pobreza es lo que le hace ser creativo, es un principio que de ninguna manera se puede mantener. En las sociedades avanzadas del siglo XXI, donde los Estados están comprometidos en el desarrollo de las artes y la cultura, la precariedad de los trabajadores de la cultura y la escasez de medios de los proyectos debe ser tenida en cuenta. Desgraciadamente los tiempos no avanzan hacia un mayor apoyo a la cultura y las artes, más bien los recortes se van consolidando y, con cualquier excusa, ampliándose. No parece que estos se reviertan o que se quiera avanzar hacia el 2% a la cultura de los presupuestos públicos. Enfrentándonos a este escenario de futuro, lo que nos queda por hacer es: ¿cómo mejorar la eficiencia de los recursos que disponemos para asegurar la sostenibilidad de los proyectos y organizaciones? y ¿cómo acceder a otros recursos ya existentes pero hasta ahora desconocidos?. En este artículo sobre el futuro de las artes escénicas me limitaré a exponer lo que las organizaciones artísticas pueden hacer por sí mismas, y no tanto, lo que los Estados o las organizaciones supranacionales pueden hacer para beneficiar el desarrollo de las artes escénicas.

Un concepto muy en boga en el mundo precario actual es el de la resiliencia. Ésta nos anima a adaptar de manera flexible todas nuestras capacidades y talentos a los fines que queremos alcanzar. En esta línea mi propuesta pasa por el desarrollo de multi-proyectos escénicos. El multi-proyecto de una organización, artista o compañía es la suma de todos los proyectos que realiza o es capaz de realizar bajo el paraguas de una misma denominación, nombre o marca, atendiendo al conjunto de sus capacidades y talentos. Por ejemplo, una compañía escénica que produce espectáculos para girar en ciertos circuitos, además de la exhibición en vivo de sus trabajos, es capaz también de formar, de trabajar con comunidades, de co-crear, de investigar, de colaborar en otros procesos de creación, de publicar, y un largo etcétera. El multi-proyecto deberá definirse uniendo los elementos más relevantes de esta y otras listas.

La mayoría de artistas y compañías ya realizan formación, o proyectos comunitarios; escriben o dirigen para otros proyectos y un largo etcétera. En la mayoría de los casos, cada una de estas actividades creativas se consideran separadas de la actividad principal, estando la producción y la exhibición en el centro. Parece ser que es un deshonor que un artista incluya todas sus capacidades en un mismo proyecto aunque, en realidad, es totalmente necesario para ampliar el ámbito de actuación, tanto el de la actividad como el geográfico. De esta manera, con el multi-proyecto escénico se pone en funcionamiento la resiliencia y la sostenibilidad del proyecto.

Una vez configurado el multi-proyecto, el siguiente paso es ampliar el ámbito geográfico y los circuitos de actuación. De esta manera nos adentramos en la movilidad artística y la internacionalización. Si el multi-proyecto definido mantiene la precariedad en el ámbito de trabajo habitual, lo que tocará es ampliarlo y buscar nuevos circuitos en donde trabajar. Estos estarán en la misma región, en el Estado o a nivel internacional. No debería importar la localización si lo que se pretende es seguir trabajando como artista de manera digna.

Entiendo la movilidad artística como cruzar de manera temporal los límites de los circuitos habituales para trabajar en otros del mismo país o de otros países o regiones. Se trata de ampliar los propios límites mentales y físicos para abarcar espacios más allá de los considerados propios. El hecho de entender la movilidad como un hecho temporal significa que un artista o profesional de las artes escénicas móvil no necesariamente debe cambiar de lugar de residencia, se refiere a realizar estancias de relativamente corta duración para ejecutar un proyecto.

Mucha gente considera que su trabajo sólo puede ser reconocido o entendido en el ámbito local. Qué la identidad cultural es la fuente de inspiración de la producción escénica y, por tanto, ésta sólo puede ser asimilada por el público de la región o comunidad. Este argumento se hace mucho más firme cuando se refiere al teatro de texto, al que se considera ligado únicamente a la realidad de las personas que hablan el mismo idioma de la producción. En mi opinión, relacionar la falta de movilidad con la identidad de las producciones escénicas denota una visión muy limitada del trabajo realizado por los creadores y creadoras escénicas y justifica, una vez más, la necesidad de definir un multi-proyecto escénico a partir de todas las capacidades y talentos para desarrollar una carrera artística más completa.

Los proyectos escénicos móviles son más abiertos y aprovechan mejor las oportunidades que se abren en otros lugares del planeta. En términos de creación, las cada vez más desarrolladas en Europa residencias artísticas abren oportunidades de crear en condiciones diferentes a las del país de origen. También ofrecen nuevas vías de colaboración con otros artistas o profesionales, fuentes de financiación de los proyectos y acceso a nuevos circuitos. Crear, investigar, formar y formarse en otros lugares abre puertas todavía insospechadas que de ninguna manera te obligan a renunciar a tu propia identidad cultural. Quizás, y el viajar eso lo produce, te das cuentas que tu propia identidad se redimensiona y amplía cuando interactúa con otras identidades locales o globales. Al final del trayecto has desarrollado una red extensa de contactos y, principalmente, de confianza mutua, que te permite entrar en una dinámica de producción de nuevos proyectos y, especialmente, de coproducción.

No es exagerado decir que España es uno de los países de Europa con menos coproducción internacional. Un ejemplo a imitar sería Bélgica, donde la coproducción internacional representa cerca de la mitad del total de inversión realizado en producción escénica. Por otra parte, las fichas técnicas de los espectáculos presentados en los principales festivales europeos demuestran que la gran mayoría coproducen internacionalmente. Este sería uno de los principales objetivos de futuro para la producción escénica española y únicamente se conseguirá si se empieza por el desarrollo de la movilidad artística en cada una de sus facetas.

 

EL DESARROLLO DE NUEVAS ESTÉTICAS Y CONTENIDOS CRÍTICOS. EL LUGAR DEL TEATRO DE TEXTO

Atendiendo a la movilidad escénica o al futuro de las artes escénicas, hay que hacer referencia al teatro de texto, la disciplina escénica que históricamente recibe en España los mayores favores de las instituciones y del público.

En España tiene un fuerte arraigo el teatro de texto vinculado al patrimonio literario. Es un teatro con alta demanda en los teatros municipales –los principales programadores de artes escénicas en España— y está favorecida por una cierta dependencia de la cultura a los intereses político-ideológicos de la España más conservadora. En mi opinión, este tipo de teatro no tiene muchas posibilidades de proyectarse más allá de los circuitos de teatro en España.

Sin embargo existe un teatro de texto y nuevas dramaturgias, actualmente minoritario, que es crítico y comprometido con los temas y estéticas de las sociedades contemporáneas. Este sí tiene posibilidad de ir más allá y cruzar fronteras. La falta de apoyos, pero sobre todo la falta de confianza en sí mismos, les impide esté movimiento hacia adelante y encarar la movilidad de manera decidida. Hoy día existen soluciones tecnológicas que permiten que su relato pueda ser entendido por audiencias que no conocen el idioma. Si observamos el flujo de producciones teatrales en Europa, entenderemos que la circulación de obras y artistas escénicos que utilizan el texto en sus trabajos está totalmente normalizada.

La cerrazón de los poderes públicos y del establishment teatral a abrir espacios de visibilidad a artistas –el caso de las Naves del Matadero en Madrid ya es todo un referente– que no utilizan los modelos convencionales de narrar historias –sean textuales o no– para la escena, ha provocado que estos sean, o los más internacionales o los más precarios. Actualmente, debido al poco espacio que se les deja en España, la opción más coherente es trabajar fuera. Pero, hablando del futuro, si este país ha de avanzar culturalmente, no queda más remedio que abrir espacios a la visibilidad de artistas que trabajan con estéticas y contenidos contemporáneos y críticos, y trabajar con la ciudadanía para que den valor a otro tipo de propuestas escénicas que se apartan de las convencionales.

 

LA INCLUSIÓN EN LAS ARTES ESCÉNICAS CLAVE EN LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA CULTURA

El futuro para las artes y la cultura tiene que ser inclusivo. Esto significa unas artes escénicas que incluyan a la gran mayoría de la sociedad; que sean diversas, que abarquen todas las culturas foráneas y nuevas del país; igualitarias, que no distingan de diferencias económicas, de género, de lengua, de edad, de nivel educativo ….; y accesibles, que permitan la participación a todo tipo de personas incluso aquellas con diferentes capacidades. Al menos que las políticas y acciones de las instituciones, organizaciones y personas vayan dirigidas a superar las barreras de la inclusión, de la diversidad, de la igualdad y de la accesibilidad.

En España tenemos el don de esconder los verdaderos significados con eufemismos. En lugar de abordar políticas de inclusión aquí se ha substituido por políticas de “públicos”.  Así, se sigue en la línea de considerar la cultura un producto de consumo más, a la que hay que aplicar las recetas del márquetin para “venderla”. Si conceptos como industrias culturales y creativas, mercados, productos culturales, públicos consumidores han sido de general aceptación en los últimos 20 años por los sectores culturales, nada mejor que sustituir la democracia cultural y el acceso de la población a la cultura que esta conlleva por las políticas de “públicos”.

El desarrollo de las políticas de inclusión en las artes escénicas, y en general en la cultura, no parece nada fuera de lo común en las democracias avanzadas europeas. Planes estratégicos de inclusión ya no sólo son conceptos teóricos en Europa, especialmente en los países de cultura anglosajona, sino que son una práctica común en organizaciones, teatros y festivales de la mayoría de países de Europa. Como tantas veces sucede, estas prácticas no les va a quedar más remedio que ser implantadas progresivamente en España.

EL RETO ECOLÓGICO

Para acabar, ¿cuál va a ser la respuesta de la cultura y de las artes escénicas al calentamiento global, al cambio climático y, en general, al reto ecológico? Este es un tema que ni siquiera se ha planteado en España, cuando las gentes de la cultura de medio mundo ya están reaccionando. Las artes escénicas, como se está viendo en los foros de debate internacional, han de tener un papel relevante en proponer visiones críticas con la situación del mundo en la actualidad y cómo el expolio de los recursos naturales está dejando a este mundo indefenso para poder regenerarse a sí mismo de una manera natural. Como con tantas injusticias, las artes escénicas no van a cambiar el mundo pero sí que pueden ser grandes aliadas de otros sectores de la sociedad que también pretenden cambiarlo. De esta manera, un futuro de las artes escénicas sensibles con la mejora del medio ambiente es un reto que no deberá ser postergado.

En definitiva, el futuro requiere de unas artes escénicas que velen por su supervivencia a partir de todos los recursos creativos y talentos que poseen;  que no cesen de buscar todas las oportunidades posibles, estén donde estén en el mundo. Que lo que ofrezcan a la ciudadanía sirva realmente para su transformación y desarrollo del pensamiento crítico, sin caer en mero entretenimiento o instrumento del poder. Que trabajen con toda la ciudadanía en su diversidad y no para ella, el tiempo del paternalismo cultural ha pasado y ahora toca emprender nuevos rumbos.

 

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